Soy Francisco y vivo en Alemania desde hace un poco más de cuatro años. Terminé una maestría en “Electrical and Computing Engineering” en la Technische Universität Kaiserslautern, y actualmente trabajo en la ciudad de Bonn.
Hice mis estudios de pregrado en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas en Bogotá. En el tercer semestre del pregrado entendí que si quería desarrollarme profesionalmente debía buscar opciones en el exterior, y empecé a buscar oportunidades.
En esta búsqueda, Estados Unidos, Asia y Europa se destacaron por sus avances en investigación y tecnología, pero fué finalmente Alemania, el país que reunió todos mis criterios y expectativas. Consecuentemente, tomé algunos cursos de Alemán durante mi carrera y descubrí que, más que el idioma alemán, debía mejorar el inglés.
Una vez finalicé mis estudios de pregrado, empecé a trabajar en una empresa de desarrollo de Software en Bogotá. Esta experiencia laboral fue muy valiosa, porque me permitió madurar profesionalmente, aprender muchísimo del mundo de la programación y obtener estabilidad económica.
Después de un par de años trabajando, era el momento de continuar mi carrera profesional y retomar mis planes de estudiar en Alemania. El primer paso fue buscar maestrías que se ajustaran a mi perfil y expectativas, y definir los requisitos que debía cumplir para la aplicación. El más complicado para mi fue el idioma ya que debía certificar un ingles intermedio en IELTS o TOEFL. Después de varios cursos intensivos y mucha dedicación, obtuve finalmente el certificado de idioma.
Paralelamente, realicé todos los trámites necesarios para aplicaciones a maestrías en Alemania: traducciones, autenticaciones, certificados y una cuenta bloqueada son solo algunos de los requerimientos que, sin ser complicados, demandan mucho tiempo y constancia.
Finalmente, y después de haber aplicado a más de cinco universidades, la Technische Universität Kaiserslautern me abrió sus puertas y el sueño de estudiar en Alemania se hizo realidad.
El choque cultural y académico que viví durante la maestría fue increíble. Estudiar con personas de todo el mundo, compartiendo diferentes religiones, tradiciones, idiomas, gustos y formas de ver la vida es una experiencia indescriptible.
Debo decir que la suerte me sonrió, porque tuve la inmejorable oportunidad de vivir con una familia alemana que me trató como un miembro más de la familia. Ellos me enseñaron a vivir como viven los alemanes, y entender el mundo como solo ellos lo entienden.
En la academia, todos fueron cambios positivos: un nuevo sistema de evaluación, nuevas metodologías de estudio y mucho trabajo autónomo. Además, aquí también es posible conseguir trabajos para estudiantes en investigación, que facilitan la transferencia del conocimiento en aplicaciones reales.
Durante mi maestría, trabajé en el centro de investigación de inteligencia artificial de Alemania (DFKI), escribiendo algoritmos para estimación de posición de personas registradas por un sistema multi-camara en tiempo real. Así como en el instituto de sistemas de control de la universidad, desarrollando investigación y creando prototipos de bicicletas autónomas.
Una vez terminada la maestría, empecé a trabajar en el departamento de sistemas cognitivos móviles del centro de investigación Fraunhofer FKIE, desarrollando sistemas de navegación autónoma para robots usados en aplicaciones de rescate y atención de desastres.
Después de estos años en Alemania, estoy seguro que no cambiaría todos los momentos vividos, amigos, lugares visitados y experiencias recopiladas que definitivamente cambiaron mi forma de ver y entender el mundo en el que nos movemos. Es una decisión que le recomendaré a todas las personas que conozca de aquí en adelante.